
La iluminación de oficinas pasó de aquellas lámparas fluorescentes de mediados de siglo que parecían definir todo espacio de trabajo a las modernas luminarias que mezclan de forma inteligente y eficaz las nuevas fluorescencias, incandescencias y LED.
En la oficina huímos de las sombras. Los espacios de labor, las circulaciones, los espacios de archivo e incluso los de reunión se prefieren bien iluminados. Esto no quiere decir que la iluminación haya de ser uniforme, por el contrario, si deseamos iluminar correctamente, deberemos atenuar algunas zonas y resaltar otras.
Ni que decir tiene que la iluminación de una oficina altera el humor y la productividad. Una oficina mal iluminada puede ser patológica y calificada como «edificio enfermo», existen tratados sobre la salud de las edificaciones en general y de los espacios de trabajo en particular.