
La iluminación artificial de un jardín es una tarea escenográfica, que se vive cinéticamente.
A medida que nos desplazamos por el espacio debemos lograr una tenue iluminación en la circulación un énfasis especial en puntos de charla o reunión.
Además la iluminación debe señalar los hitos más importantes, resaltándolos.
La penumbra también hay que saber manejarla, pues a veces es necesaria la ausencia de luz, como por ejemplo cuando admiramos vistas, cielos y lejanías.
Mención especial merece la iluminación de las fuentes, piscinas y lagos y los espacios donde habitan animales y mascotas. No hace falta decir que constituyen un capítulo aparte.